El WI-Fi de pago en la era de internet

Pues mucho me temo que lo de acceder a Internet en la piel de toro no es nada fácil.
Los hoteles te clavan 5 € por hora, vas haciendo turismo y no te puedes parar en un ciber... todo es muy complicado...
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A modo de resumen (breve, me quedan 4 minutos) diré que:
1. Murcia no es vitalmente sostenible en agosto. Y aún así, la gente sobrevive a base de cervezas y muchas hortalizas. Misterios de la especie...
Si alguien se arriesga a quedar con el coche lleno de polvo recomiendo las playas de Calblanque, muy cerca de la Manga, pero absolutamente diferente: playas paradisíacas, sin un chiringo, ni construcción, ni ducha, ni socorrista ni nada. Llevar sombrilla, por muy queco que parezca.
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2. Los árboles de Monachil, Granada, seguían allí, lo que me hizo mucha ilusión, pa qué negarlo. La Alhambra no fué elegida entre las nuevas 7 maravillas del mundo y debo decir que no me extranha, no es para tanto. El humor local lo disimula hablando de la 8a Maravilla del Mundo, pero yo sigo creyendo que no es para tanto. Nota mental: Comer de tapas durante 4 dias seguidos (por muy baratas que sean) no es saludable.
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3. Jerez es senhorial y al mismo tiempo canalla y canhí. En cualquier momento te puede salir Cayetana de Alba o el cantante de los Delinqüentes con un porro en la mano.
Nota mental: no ir de vacaciones con alguien que enferma y se queda en el hotel.
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4. Lisboa sigue siendo Lisboa. Nada ha cambiado desde que fuí a estudiar hace 7 anhos. Se sigue cayendo a trozos, sigue construyendo horrorosidades donde había azulejos y bohemia.
Esta vez, y para variar, hacía buen tiempo, el clima era fantástico y tomar un café y una ginginha en la terraza del Chapitô volvió a ser un oasis entre el caos.
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5. O Porto es el motor de este país. Llevamos dos horas aquí y ya se nota la actividad de la ciudad, el tráfico constante, el movimiento de gente. Y se agradece, sobretodo, la ausencia masiva de guiris "espanhois". Ya veremos lo que queda hasta manhana.
6. Manhana Castilla, todavía sin destino fijo. Y domingo en casa.
Siento defraudar a los lectores viajeros pero yo ya quiero llegar a casa. Llegar, dormir en mi cama, hacer la colada y cocinarme un rissotto. Soy de fácil conformar.
Cuando llegue ya acabaré de contar pero, como era de preceer, esto no es la Toscana...