La Tomaquera

La Tomaquera no s'aguanta sola. Ves quina inutilitat de planta, que de tan domesticada ja no dóna fruït sense que li donin canya. Però ja és això. Cal cuidar i donar canya a les coses que es volen. Aquest blog no pretén més. Rajar de tot plegat sense perdre les ganes per treure'n fruït. Hi esteu convidats i convidades.

dijous, d’agost 31, 2006

Comprar Vs Legislar


La Vanguardia: "Medio Ambiente comprará fincas en el litoral para protegerlo del impacto urbanístico"

La protección del medio ambiente, y en especial de parajes con alta presión urbanística, se puede abordar con muy diversos métodos. Todo depende del color del cristal con que se mire y, por tanto, de la intención y las formas de hacer de cada uno.
Los máximos responsables de la protección de nuestros paisajes y ecosistemas son las administraciones públicas, que para eso son las depositarias del interés general. Y son las ideologías y praxis política de esas administraciones de las que depende la protección sobre el medio.

A grandes rasgos la protección del medio se puede acometer de dos formas (no excluyentes). En primer lugar encontramos la legislación. Prohibir ciertas actividades, obligar a otras, promover según qué actitudes, etc.
Esta posición es barata, excepto en el control y el seguimiento de esas leyes. O en todo caso los gastos no recaen sobre quien legisla (la administración) sino sobre los legislados. A algunos de éstos no les hace ninguna gracia que les limiten sus actividades e intentan frenar estas restricciones.

En segundo lugar encontramos las políticas activas. Éstas son las que conllevan mayor gasto público: arreglar parajes, instalar elementos de protección, educación ambiental y, en ciertos casos, comprar directamente los parajes a preservar.
Esta opción, comprar algo para que nadie lo rompa, es una práctica muy habitual entre los movimientos proteccionistas anglosajones. En vez de exigir a los guardianes de lo público que coarten la libertad individual de unos para que no destrocen lo que es de todos, administraciones, instituciones o grupos de ciudadanos recaudan dinero para comprar terrenos y librarlos así de la presión urbanística.

Presuponiéndoles la buena fe, creo que hay que destacar dos aspectos negativos de estas medidas.
1. El dinero que le comporta a las arcas públicas (las de todos y todas). Legislar sigue siendo más barato.
2. La imposibilidad de llegar a competir en igualdad con el enemigo. Mientras que no se destinen cantidades ingentes de dinero a este fin, siempre quedarán muchos territorios por proteger, en manos de empresas constructoras. Esa batalla no se puede ganar.
3. Esa estrategia justifica, de facto, el dejar hacer, dejar pasar. Implica pensar que lo colectivo no lo es tanto. Que el suelo, el territorio es un bien de cambio y no de uso, que el paisaje se puede comprar. Y que, como diría la Bruja Avería, "Viva el Mal, Viva el Capital".

1 Comments:

At dijous, d’agost 31, 2006 9:19:00 p. m., Blogger Alberto said...

De nuevo has vuelto a dar en el clavo, Tomaquera. Comprar es la opción política más cobarde y menos eficiente pero es que esta sociedad en la que vivimos es absolutamente irracional. No se podía esperar otra cosa.

 

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