La Tomaquera

La Tomaquera no s'aguanta sola. Ves quina inutilitat de planta, que de tan domesticada ja no dóna fruït sense que li donin canya. Però ja és això. Cal cuidar i donar canya a les coses que es volen. Aquest blog no pretén més. Rajar de tot plegat sense perdre les ganes per treure'n fruït. Hi esteu convidats i convidades.

dimarts, d’octubre 10, 2006

L'espai de tothom, pel be d'uns pocs.

No soc jo fan de certs moviements que s'autodenominen representatius però que després són mes hermètics que una cimera de caps d'Estat. Ja ho sabeu.

Però malgrtat això... alguna cosa no estem fent be i, en Manuel Delgado, Pepito Grillo donde los haya, ens ho recorda...

TRIBUNA: MANUEL DELGADO
El 'forat de la vergonya'
EL PAÍS - 10-10-2006

Hemos sido testigos en apenas unos días de dos acontecimientos estrechamente vinculados entre sí, cara y cruz de un mismo proceso de transformación urbanística del casco antiguo de Barcelona. Una mañana el alcalde inauguraba solemnemente las nuevas instalaciones de la Universidad de Barcelona en el mismo núcleo del Raval donde se levantan el Macba y el Centro de Cultura Contemporánea (CCCB), dos de los grandes contenedores culturales de la ciudad. A la semana siguiente, a poca distancia, en el barrio de la Ribera, podíamos contemplar la pavorosa imagen de los antidisturbios de la Guardia Urbana protegiendo el arrancado de las tomateras que los vecinos habían plantado en el forat de la vergonya, un solar a unos metros del mercado de Santa Caterina, la única zona realmente verde -y no gris- que había en todo el Casc Antic.
La interpretación de tal coincidencia no es difícil. Ambos momentos representan los episodios más recientes de una vieja dinámica de lo que los urbanistas llaman "esponjamiento" o "higienización" de Ciutat Vella, consistente en desenmarañarla y limpiarla; es decir, resolver los problemas de control que implicaba su tendencia a la opacidad y deshacerse de los elementos tanto inmuebles como humanos que pudieran suponer un obstáculo para la reapropiación del barrio por parte de clases medias y altas ansiosas de un baño de venerabilidad histórica, debidamente sazonada con elementos de ese nuevo sabor local que da el multiculturalismo e incluso de un moderado toque canalla. Para ello, se inyecta saber, cultura y sano ambiente juvenil allí donde antes había solamente vida y prosigue la campaña de deportación y borrado de pobres en marcha desde hace años en el sector.
Lo sucedido en el forat de la vergonya es bien ilustrativo de esa dinámica, a la que se asigna el eufemístico título de "rehabilitación". Como se recordará, en aquel solar de 5.000 metros cuadrados el Ayuntamiento tenía prevista la apertura de un aparcamiento a disposición del turismo cultural que acude al área ya debidamente desinfectada de la calle de Montcada y los alrededores del Museo Picasso, el Born y Santa Maria del Mar. Allí, una colosal mutación urbanística había empezado a restaurar edificios para dedicarlos al comercio de alto nivel, a la venta de lofts para profesionales con éxito y al alquiler de apartamentos para esa pequeña multitud de extranjeros con dinero que los están convirtiendo en residencias de vacaciones o de fin de semana.
La operación no cuajó como consecuencia de la resistencia de los habitantes, que se apropiaron de un espacio que consideraban suyo y del que hicieron un insólito vergel urbano. Jardín, huerto, zona de juegos infantiles, tarima para espectáculos, modestas canchas de fútbol y baloncesto, mobiliario..., todo había sido elaborado a mano por los vecinos, con unos criterios estéticos a años luz de la afectación formal de los llamados "espacios públicos de calidad", cuya característica suele ser que parecen diseñados para ahuyentar a sus posibles usuarios. Allí se podía ver en todo momento a gente de todas las edades convirtiendo la plaza en un lugar de sociabilidad que, por otra parte, representaba la encarnación del multiculturalismo real, no el de los prospectos oficiales, sino el de seres humanos de carne y hueso que encontraban por fin un lugar donde encontrarse. No en vano, el lugar había sido vindicado como la auténtica plaza Mayor del barrio, y así se propuso en el pregón de su última fiesta mayor.
Pues bien, eso es lo que nuestras autoridades parecían incapaces de soportar: que se hubiera suscitado de forma espontánea todo un apasionante experimento de autogestión, un emocionante ejemplo de cómo los vecinos de un barrio podían generar sin permiso escenarios para su vida cotidiana, de espaldas a la insaciable voluntad municipal de monitorizarlo absolutamente todo y de sólo tolerar las formas de estar en el espacio urbano homologadas previamente por sus técnicos en ciudadanía y sus expertos en convivencia. No se podía tolerar un espacio público que fuera realmente público; es decir, del público. Esa imagen de niños jugando en parques que ellos no habían dispuesto, de abuelos charlando en bancos que ellos nunca instalarían en sus plazas, significaba para ellos el más inaceptable de los desacatos.
Por desgracia, tuvo que producirse un problema de orden público para que la sentencia de muerte contra el forat de la vergonya fuera recogida por los medios de comunicación. Las imágenes de jóvenes lanzando cohetes de feria contra la policía y de la profanación del Macba sirvieron para que los portavoces oficiales -todos- desfigurasen las vindicaciones vecinales y volvieran a agitar el fantasma del Okupa Feroz, con lo que, de paso, insistían en malignizar al movimiento que inició y está encabezando una lucha de los jóvenes por el derecho a la vivienda que se extiende por momentos.
Esta vez han vuelto a ganar y a perder los de siempre. Pero así se escribe la historia. Como sincronizados, una solemne inauguración y un desalojo a la fuerza. Se levanta un nuevo templo en el que el Saber y la Cultura oficiarán sus misterios y, muy cerca pero también muy lejos de allí, se desbarataba una ilusión colectiva forjada a ras de suelo. La ciudad hecha poder y hecha dinero se ha vuelto a salir con la suya y ha conseguido derrotar -como siempre, sólo por el momento e inútilmente- a esas sustancias básicas de toda vida urbana que son el amor por la vida y la manía de desobedecer.
Manuel Delgado es profesor de Antropología urbana en la UB.

12 Comments:

At dimecres, d’octubre 11, 2006 10:08:00 a. m., Blogger Qualcosa di Sinistra said...

Tomaca, un blog nou. Per la teva informació

 
At dimecres, d’octubre 11, 2006 11:46:00 a. m., Blogger Myrna said...

vamos que los señoritos tendrán su casita y dentro de ella pondrán arboles de plástico no?

 
At dimecres, d’octubre 11, 2006 2:37:00 p. m., Anonymous Anònim said...

Yo me quiero presentar a Okupa Feroz.. ¿donde hay que pedir las instancias?

 
At dijous, d’octubre 12, 2006 3:22:00 p. m., Blogger la tomaquera said...

Interesant, la 27a Divisió... seguirem el seu recorregut...

Sí, lo malo es que lo harán en la casa de los pobres, a los que habilmente habrán expulsado...

Elena, pero no eres ya Okupa Feroz? Ya verás cuando vuelvan los dueños de tu piso... ;)

 
At dijous, d’octubre 12, 2006 4:33:00 p. m., Blogger Ramon Armengol said...

tambien hay que decir que, como te comente ayer tomatin, los peludos ni han intentado ponerse deacuerdo con el ajuntamiento. Mientras que el proyecto que finalmete se ha aprobado ha sido consensuado con la asociacion de vecinos y con el resto de asociaciones que se oponian al proyecto inicial.

Pero como siempre hacen segun que colectivos okupas, si no es lo que decimos nosotros nada.

 
At divendres, d’octubre 13, 2006 8:20:00 a. m., Blogger la tomaquera said...

Cieto es, amigo Món, que el artículo de Delgado es parcial y omite esa pate final, que el proyecto final es mucho mas social que el que era en principio.

Pero a mí no me preocupa eso. Me preocupa los resultados finales. Me preocupa que el matiz social que el proyecto del Forat es una excepción en la urbanística "psc". Tocho y cemento como fin, como solución a problemas sociales que al final no lo es.

Que la gente que ahora vive en el Raval Nord ya no es la misma que hace 10 año, que los que había e han ido porque el alquiler ha subido y porque el Colmado "Paco" ahora es un Veritas y la Bodega Antonio ahora es un Chill Out donde adquirir modernísimos cuadros.

Y estoy generalizando, vale, pero que solo hay que pasearse por allí, no me invento nada.

 
At dissabte, d’octubre 14, 2006 10:58:00 p. m., Blogger Alberto said...

Pues yo hace ya bastante tiempo que discrepo con las tesis de Delgado, aunque pueda compartir parte de sus argumentaciones.
No puedo estar de acuerdo con unos "manifestantes" que llevan pancartas que dicen "No a la ciutat: volem una jungla". Lo siento pero, como persona que aspira al ideal ilustrado del progreso y de la modernidad, no puedo aspirar a volver a la época de los cazadores-recolectores.
Por otra parte, es ciertoel conflicto de clases inherente a todo estadio de la sociedad capitalista y es cierto que, como ha defendido Delgado en otras ocasiones, se pretenden imponer los valores de la clase media a la totalidad de los espacios públicos, incluídas las zonas más degradadas habitadas por las capas obreras y los lumpen más deshauciados. Evidentemente, la ordenanza del civismo puede valer para el profesional de clase media pero que no le expliquen cuentos chinos al homeless que duerme en el cajero o al yonqui que vive esperando la próxima aguja.
No estoy de acuerdo con esa crítica total y, como bien apunta Ramon, los colectivos que aspiren a un cambio social lo que tienen que hacer es organizarse y dialogar con los interlocutores políticos, en este caso el Ajuntament. Es muy fácil la crítica total a todo y a todos y caer en el convencimiento de que sólo ellos tienen la razón y el monopolio de la ética. Todos los demás somos unos vendidos y no nos enteramos e la película. A ver si es que va ser al revés y son ellos los que, en lugar de sumar fuerzas con la izquierda transformadora, lo que hacen es llevar a cabo una acción social inútil y vacía pero muy confortante para ellos, aunque no transforme nada.

 
At dilluns, d’octubre 16, 2006 8:23:00 a. m., Blogger LALO PLATA said...

No he visto a nadie que defienda tan bien su propiedad (colectivo okupa que no deja hacer actos a otras entidades en el citado Forat), y se queje tanto de la propiedad privada.
Está claro ¡de la propiedad privada de los demás!, pero la suya de su, que además no es ni suya, ni tocarla.
Para ser de izquierdas lo primero que hay que ser es dialogante.
Las armas, incluso los bazooka de aficionado, son más de los totalitarios.

 
At dilluns, d’octubre 16, 2006 9:19:00 a. m., Blogger la tomaquera said...

Po zí.
Pese a coincidir con vosotros, me gustaría que la actitud de estos niñatos, que pasan el fin de semana por casa de los papis para pillar pasta, no ocultase lo más grave... que estamos haciendo una ciudad para los de siempre. La sociedad de los dos tercios acaba por ignorar y marginar a la otra parte. Peocupante.

 
At dilluns, d’octubre 16, 2006 9:15:00 p. m., Blogger Alberto said...

Claro Tomaquera, pero es que una cosa no quita la otra. Por lo demás, totalmente de acuerdo con Lalo.

 
At dijous, d’octubre 19, 2006 2:42:00 p. m., Blogger Andrés Querol Muñoz said...

Ya había leido el artículo de Delgado. Lo que pasa es que no se explica que esta "apropiación del espacio público por parte de la ciudadanía" era (como suele pasar) sólo por parte de una determinada ciudadanía sin contar con la opinión del resto. Si elo alcalde no me mola puedo votar a otro, pero si el iluminao que lidera el grupo que ocupa la plaza de mi barrio no me mola, qué puedo hacer?

 
At dijous, d’octubre 19, 2006 6:55:00 p. m., Blogger la tomaquera said...

Que sí, que sí, que yo solo lo tomaba como punto de partida (quizás erroneo)para abrir el tema de la transformación del espacio público para beneficio de unos pocos.
Qué anti-perrofláuticos os poneis...

 

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